Bajo palio
La relación entre política y religión en Cataluña ha sido un
hecho evidente en Cataluña desde hace años. No por nada Convergencia se fraguó
en la abadía de Montserrat. La mezcla de componentes religiosos y militares en
la fraseología de Mas oscila entre el primitivismo y el populismo de
frente nacional. Siempre ha sido un hecho constatado que el nacionalismo
catalán ha estado siempre alentado desde los púlpitos de una iglesia que en
Cataluña apenas le quedan creyentes. Así que los obispos se dedican a pastorear
nacionalismo desde los púlpitos, mientras conspiran o negocian según las
circunstancias en las sacristías.
Mientras los medios de
comunicación catalanes, públicos y subvencionados, exhiben la retórica de un
"conflicto" y una "guerra sucia" que es, además, una
coartada para tapar la corrupción. Pero esta cortina de humo no sólo alcanza a
los responsables del saqueo del Palau de la Música o a Oriol Pujol, que acaba
de ser reimputado, esta vez por soborno lo que ha fustrado los planes del
mentor y padre de la criatura que se pretendía fuera el continuador de la dinastía.
El desfile junto al alcalde en la catedral de de Lleida y
posterior discurso donde dijo, por ejemplo, que las bayonetas de los catalanes
de hace trescientos años son ahora los votos que puede parecer una floritura
retórica, pero las constantes alusiones a la resistencia, la guerra, el
enemigo, las armas y las bombas se han convertido en uno de los ejes
vertebradores e identificativos del separatismo, con declaración de una guerra que
solo está en la cabeza de Artur Mas.
Artur Mas acaba de declarar la reanudación de las
hostilidades de la Guerra de Sucesión en la catedral de Lérida. Lo último ha
sido la incorporación de trabucaires que defendían España ante los
franceses en el Bruch hace solo 200 años o las exhibiciones de la Asamblea
Nacional Catalana, el brazo cívico del separatismo que organiza
recogidas de firmas, ventas de banderas y cadenas humanas, lo que confiere a
sus actos un tono francamente sobrecogedor.
La mezcla de componentes religiosos y militares en la
fraseología de Mas oscila entre el primitivismo y el populismo de frente
nacional, se balancea sobre nociones muy pedestres del sacrificio y el deber y
pretende consolidar un marco de nación oprimida, ocupada y sojuzgada
militarmente desde hace tres siglos. Escoger la Catedral
de Lleida para iniciar los actos del Tricentenari de una guerra entre dinastías,
no de independencia, nos retrotrae a épocas mucho más cercanas cuando Francisco
Franco acudía a todas las celebraciones religiosas bajo palio, al lado del
cardenal de turno.
http://www.324.cat/video/4851892/Un-tricentenari-mes-actual-que-mai
http://www.324.cat/video/4851892/Un-tricentenari-mes-actual-que-mai
Eduardo Galvin Deblas
ResponderEliminar¡Otro perro fascista!!
Antonio Martinez Valverde
ResponderEliminarLa guerra civil seguía por Cataluña más encarnizada que nunca, y el feroz Savall llevo a cabo la sangrienta barbarie de Alot, donde fusilo 180 carabineros. El jefe de los contrabandistas que no era otro que el Trinquet consiguió fugarse de la cárcel y unirse a la partida del Savalls, en la que se distinguió por su odio a la Guardia Civil y a los Carabineros. Tenía el Sargento Urquizar mujer y tres hijos en Puig cerda, por tenerlos más cerca del destacamento que mandaba. Una mañana, se presentaron ante la fuerza de la Guardia Civil numerosos Carlistas, mandados por su teniente, que era el Trinquet, el cual conducía amarrados tres niños, el mayor de unos doce años, todos con señales de haber sido maltratados. El trinquet llamó a grandes voces al sargento Urquizar, con insultos soeces, después de responder el sargento, el Trinquet volvió a gritar ¿ conoces a estos chicos?, pues si los quieres dame el fuerte y tu vida; si no te mandare sus cabezas. Pasados unos minutos sin recibir respuesta, el famoso criminal hundió su gran cuchillo en el mayor de los niños, pero tan rápida como fue la puñalada, lo fue un disparo del sargento que destrozo la cabeza del Trinquet, una descarga cerrada hizo desplomarse a varios Carlistas; estos contestaron con sus armas , pero faltos del jefe se dispersaron en fugaz huida