La lección de Torrente

La lección de Torrente

Me da cierta alegría el hecho de contemplar que ante las taquillas de los cines de todo el país vuelvan a formarse largas colas para ser los primeros en ver la nuevos episodios del film Torrente 4 de Santiago Segura que con sus propios medios y sin ninguna subvención, ha conseguido poner en el mercado una película digna del cine español de los años 70.  Toda ella no es mas que un resumen de el ambiente de la porqueria que tenemos en el pais. Y solo un producto destinado a pasar el rato con la bolsa de palomitas.

Con toda seguridad asistiremos al hecho de que la recaudación por taquilla de una sola película va a superar con creces la de todas las producciones nacionales generosamente subvencionadas  que tienen que ser retiradas de las carteleras a los pocos días de su estreno, me llevan a una serie de reflexiones de las que debería tomar nota nuestra inefable Ministra de Cultura.

A mi particularmente no me interesan mucho este tipo de películas dedicadas a un público bastante simplificado y seguramente no voy a ir a verla, pero es evidente que tendrá recaudaciones record. Actualmente esto es casi lo único positivo ocurrido en los últimos años en el agonizante cine español.

Con unos cineastas actuales aburguesados por su afán único de conseguir la máxima subvención, han prescindido de las ideas y las han sustituido por la ideología de quien posteriormente les va a premiar por aquellas películas que se adapten a la casposa visión de la vida de los llamados progres, que ni mucho menos se adapta a la realidad nacional y mucho menos a la verdad. Así entre bodrio ideológico y bodrio sobre la guerra civil, se les ha ido secando el cerebro a estos directores y actores antes de valía y ahora convertidos en funcionarios, que se han  plegado al capricho del poder por las jugosas subvenciones que ya no les llevan a preocuparse por los resultados de taquilla.

El cine puede ser rentable, esta es la lección que nos ha dado Santiago Segura pero siempre que el talento de su director vaya encaminado a hacer un producto bien acabado para obtener la atención del público, por lo que ante este otros casos evidentes. Hay una máxima que dice que las dificultades agudizan el ingenio. Por todo ello podríamos plantearnos la desaparición del Ministerio de Cultura, que en estos momentos sería un buen ahorro para las arcas del país y así animaría a reflexionar a todos estos gandules y presuntuosos cineastas primados con dinero público.