La batalla de Bengasi

La batalla de Bengasi

La tragedia de Japón ha hecho olvidar estos últimos días la de Libia, donde también hay una catástrofe humanitaria que va a afectar a miles de personas. Urge parar la matanza protagonizada por este matarife llamado Muamar el Gadafi. Han estado demasiado tiempo los quince países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que siguen discutiendo sobre si son galgos y podencos mientras las tropas fieles a El Gadafi están aplastando en desigual batalla a un pueblo con hambre atrasada de libertad.

Bastaron sus amenazas de que, si él cae, a la otra orilla del Mediterráneo llegarán inmigrantes y terroristas en vez de petróleo. Solo Francia con la compañía del Reino Unido han estado a la altura de las circunstancias dentro de esta Europa decadente  paralizada por el miedo a perder la cartera.

Desde el sábado pasado estaba sobre la mesa del Consejo de Seguridad el llamamiento de la Liga Árabe para que asuma sus responsabilidades como gendarme universal de la paz y la seguridad. Pero los cinco días que han pasado desde entonces nos permiten temer que las llamadas Naciones Unidas han vuelto a ser el lavatorio de manos ante un caso flagrante de crímenes contra la Humanidad. Entre la firmeza de Francia y las reticencias de Rusia, ambas bastante explícitas, los demás son un manojo de dudas que, con unos u otros pretextos (el más socorrido es la incierta implicación de los países árabes), encubren la poca fe en los llamados insurgentes y, en definitiva, la falta de voluntad política para acabar con Gadafi.  

Si hace unas semanas parecía que eran los rebeldes quienes estaban sitiando Trípoli, ahora es Gadafi quien se encuentra a las puertas de su bastión. La superioridad militar del ejército libio, especialmente en el ámbito aéreo, ha permitido masacrar a unas fuerzas opositoras heterogéneas, desorganizadas y más voluntariosas que disciplinadas.

El hijo preferido del sátrapa, Saif al Islam, ya anunció ayer al mundo que en cuarenta y ocho horas la maquinaria militar de la familia entrará en Bengasi, último bastión de los rebeldes. A estas alturas… ¿Sirven para algo las Naciones Unidas que no sea como excusa de unos gobernantes corruptos que solo están  pendientes de sus cálculos electorales o de sus negocios con la coca o las armas?

Por fin esta madrugada se ha dado orden para la exclusión aérea ONU para la exclusión aérea en todo el territorio libio llevando ataques a las instalaciones y aeropuertos de Gadafi.

Quizá esta operación sirva para evitar una guerra abierta a las puertas de nuestro país y se pueda resolver el conflicto con incursiones rápidas desde los portaaviones norteamericanos y franceses situados frente las costas libias y puedan retirar de la circulación a un delincuente internacional, que esta masacrando a sus compatriotas y se restablezca la paz en la zona.